Baza en el Reino de Castilla

La conquista por las tropas cristianas supuso para Baza la vuelta a nuevos y profundos cambios. Para empezar, los Reyes Católicos dotaron a la ciudad de un fuero específico que establecía todo lo referente a organización y gobierno de una población en la que se quedaron a vivir muchos de los soldados que participaron en la contienda que llevó a la incorporación de Baza a la Corona de los Reyes Isabel y Fernando. El plano de la ciudad siguió básicamente igual, aunque fueron derribadas 300 de las 1577 casas con que contaba, mientras se construyeron algunos palacios y casas nobles. Uno de los primeros debió ser la Casa del Infantado, en la placeta de la confluencia de las calles Monjas y Jesús Domínguez, que data del 1493.

Por otro lado, las tres mezquitas que había, la Mayor, Santiago y San Juan, pasaron a ser iglesias cristianas y se construyeron algunas ermitas como las de San Sebastián y el Espíritu Santo. También se construyó el convento de los Franciscanos y el Palacio de los Enríquez, con el anexo del monasterio de los Jerónimos, obra dispuesta por D. Enrique Enríquez, tío del rey Fernando y primer Gobernador de la ciudad. También por esta época se levantó la Iglesia de la Merced, fundada por el caballero cristiano D. Luis de Acuña, cuya obra empezó en 1490 y duró dos años, dándose la circunstancia del encuentro, por parte de un obrero accitano, de la imagen de la Virgen de la Piedad, que debió haber permanecido enterrada allí desde la invasión almohade, por haber sido aquel el sitio donde estuvo la iglesia mozárabe.
Como dato curioso de esta época, vuelve a existir documentación sobre la producción de miel de estas tierras, a la que aludíamos en el apartado dedicado a la Baza Árabe, y es esta vez el Libro de Propios del Ayuntamiento, del año 1564, el que deja constancia de como se cobraba herbaje por las colmenas que había en la zona de la Sierra de Baza, productoras de una exquisita miel de romero.